domingo, 4 de septiembre de 2011

Que pare el circo por favor

Es cierto que cada vez que la muerte llega cerca de nosotros nos llenamos de un nebuloso desconcierto que, de algún modo u otro, nos obliga a salir del metrónomo de nuestras vidas, para dar espacio a recordar nuevamente que nuestros cuerpos son impermanentes, que llegará un momento en que, de la misma forma en que hoy parten algunos, también lo tendremos que hacer nosotros.


En estos casos es necesario el respeto para empalizar con el que hoy sufre; en estos casos es necesario guardar silencio, porque no hay palabra alguna que pueda dar real consuelo. Sin embargo hoy el circo sigue funcionando. Entonces a través de una caja cuadrada y de la prensa escrita, nos quieren hacer creer que pertenecemos a un grupo que ellos llaman "chilenos y chilenas", popularizando de manera grotesca y chovinista el sentir de una tragedia tan súbita como la del avión en la Isla Juan Fernández. Pero nos cuesta asimilar que cuando esto sucede es mejor guardar silencio, no vaya a parecer que detrás de tanta preocupación esté el indolente manejo comunicacional al que ya estamos tan acostumbrados.


Por otro lado ¿no sentí yo el mismo desconsuelo cuando desahuciaron a mi madre? o ¿cuando murió mi tía? o ¿cuando uno de mis amigos cercanos fue tragado por el mar en las playas de Zapallar? Pero estaba mejor con mi silencio para asimilar profundamente lo que vivía, nadie podía darme una receta mágica para que yo me fuera a sentir mejor, ni la mediatización populista podría haberme dado un mínimo de consuelo.


Será mejor que en honor a los que hoy parten, comencemos a mirar nuestro alrededor social; comencemos a hacer las cosas de manera sensata, empalizando con el que sufre, respetando el dolor del otro, dejando de lado este circo voyerista con el que burdamente tratan de desviar nuestra atención social.


La muerte de cualquier ser de este mundo merece mi mayor respeto y es precisamente por eso que, a través de estas letras, protesto con indignación, para que de una vez por todas el señor presidente de la República de Chile se dedique a su labor de presidente y deje de utilizar el profundo dolor de algunos seres humanos para que en las próximas encuestas de popularidad los porcentajes crezcan a su favor.


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